ROMANOS 15. PREDICACIÓN DEL EVANGELIO

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PREDICACIÓN DEL EVANGELIO
ROMANOS 15:19 Los gentiles se convencieron por el poder de señales milagrosas y maravillas, y por el poder del Espíritu de Dios. De esa manera, presenté con toda plenitud la Buena Noticia de Cristo desde Jerusalén hasta llegar a la región del Ilírico. 20 Mi gran aspiración siempre ha sido predicar la Buena Noticia donde nunca antes se ha oído el nombre de Cristo, y no donde otro ya ha comenzado una iglesia. 21 He seguido el plan que mencionan las Escrituras, que dicen: Los que nunca se enteraron de él verán, y los que nunca oyeron de él entenderán. NTV.
La comisión delegada por Jesucristo a todos sus seguidores, se ha venido cumpliendo a lo largo de la historia de la iglesia. Gracias al cumplimiento de esta tarea, muchas personas alrededor del mundo, han aceptado las Buenas Noticias de salvación, han recibido al Unigénito Hijo de Dios en sus corazones. La conversión de las personas a Cristo, no es ningún mérito de los que proclaman las buenas nuevas de salvación, sino únicamente del poder del Espíritu Santo, ya que es Él único que puede convencer al hombre de su pecado y convencerlo para que reciba el evangelio que le pueda dar salvación y vida eterna. Por esta obra de convencimiento que realiza el Espíritu Santo en la vida de inconverso, ningún creyente puede jactarse de haber llevado a un pecador a los pies de Jesucristo.
El apóstol Pablo era consciente del importante papel que desempeñaba el Espíritu Santo en la conversión del incrédulo, por eso cuando una persona pecadora aceptaba a Cristo por medio de su predica, no se jactaba, sino que daba la honra y la gloria a Dios por esa vida transformada por el poder del Espíritu Santo. De esta manera, el apóstol tenía la certeza de que él, solo era un instrumento que Dios utilizaba para cambiar la vida de las personas que se encontraban bajo la esclavitud del pecado. Con esto en su mente y en su corazón, Pablo siguió adelante proclamando las buenas noticias, pues su anhelo era llegar con el evangelio de Cristo a todos los rincones de la tierra que le fuese posible, y así toda la humanidad pueda alcanzar la salvación y la vida eterna en Cristo Jesús.
Su obra evangelística, el apóstol Pablo la desarrolló en lugares donde nunca antes se había proclamado el nombre de Jesucristo, pues su meta era la de alcanzar a quienes nunca habían escuchado el evangelio de la cruz. Por eso, por lo general, sus oyentes eran primordialmente gentiles que nunca antes habían escuchado las buenas noticias de salvación y vida eterna. Al proclamar el nombre de Jesucristo en los lugares donde no habían llegado otros siervos de Dios, el apóstol no edificaba sobre fundamento ajeno, sino en uno totalmente nuevo. Debido a este arduo trabajo evangelístico de Pablo, el Señor confirmó su predicación mediante milagros que enseñaban lecciones espirituales y que inspiraban asombro, y por medio de diversas manifestaciones del poder del Espíritu. El resultado fue que todo lo había llenado del evangelio de Cristo, comenzando desde Jerusalén y extendiéndose en círculos hasta Ilírico, al norte de Macedonia.
Pablo, con su labor evangelística en lugares donde no se había anunciado el nombre de Jesucristo, cumplió a cabalidad la voluntad de su Señor y Salvador, pues la voluntad de Cristo es que su mensaje llegue a todos los rincones de la tierra, para que de esta manera, toda la humanidad tenga la posibilidad de alcanzar salvación y vida eterna. El trabajo evangelístico, no solo debe enfocarse en las grandes ciudades, donde ya existen un gran número de misiones evangelísticas. La obra evangelística también debe desarrollarse en lugares apartados, donde los hombres y mujeres todavía no han tenido la oportunidad de escuchar el mensaje de salvación. En esta obra evangelística, el poder del Espíritu Santo actuará en el corazón de las personas para llevarlos a los pies de Cristo.