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276.¿Has aprendido de tu historia?

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Si te preguntas a qué historia me refiero. Hablo de la historia que has tenido con respecto al logro del peso ideal.

Si tu respuesta es “si, he aprendido, sigo aprendiendo y estoy totalmente a cargo de crear mi más bonita historia”. Muchas Felicidades! Te celebro, y por supuesto te animo a que sigas totalmente a cargo y disfrutes tu camino creando tu mas bonita historia.

Y si todo esto te tiene hasta un poco confundida: quédate conmigo! Vámonos por partes.

Si ante la pregunta: ¿has aprendido de tu historia? Lo primero que has pensado es algo como: “es que mi historia es muy simple”, “siempre me identifiqué como la gordita, me encanta la comida, me la he vivido a dieta y ya me cansé”. O si lo que has pensado es, “uy es que mi rollo con el tema del peso empezó cuando cumplí 40”, …”cuando nacieron mis hijos”, “lo mío es que nunca es sido disciplinada”, “nunca he sido constante con el ejercicio”

Lo que sea que se ha venido a la mente es tu historia, justo eso que pensaste, es tu historia.

Y si nunca lo habías considerado, quiero decirte que conocer tu historia, clarificártela, observarla y disponerte a aprender de ella, es sin duda parte de la mas poderosa estrategia para lograr el peso ideal sobretodo si lo que estas buscando son resultados definitivos.

En este episodio no vas a aprender como lograr el máximo aprendizaje de tu historia, pero si vas a escuchar la historia de alguien que si que lo ha hecho.

Te voy a leer un correo que una clienta mía a quien admiro y quiero mucho me compartió. Y que refleja el resultado logrado a partir de aprender de su historia. No daré el nombre, mas si leeré la carta completa tal como me lo autorizado.

A continuación su texto:

Poniéndome a recordar e indagando en la importancia y la decisión de ese número específico detrás del cual corro desde hace años, me he ido unos cuantos años atrás en mi adolescencia.

Cuando tenía 16 años, mi familia decidió salir de Venezuela y mudarse por un tiempo a USA. En aquel momento mis padres estaban ya divorciados, pero continuaban a tener una buena relación como creadores y responsables de esta familia, mi madre viajaría con nosotros y mi padre proveería desde Venezuela el dinero necesario con el que viviríamos y estaríamos en el nuevo país (en aquella época esto era posible).

En el mes de junio, viajé con mi padre para comenzar a preparar nuestra mudanza a USA, fuimos a hacer las compras de base, buscar vivienda, carro, etc. En realidad, sin querer, tuve una responsabilidad que posiblemente no me correspondía con un rol que alguien debía cumplir pues mi padre no hablaba inglés y estaban separados. Yo me sentía muy contenta de poder escoger hasta el color de las sábanas que íbamos a tener, pero sin saberlo, esa responsabilidad me abrumaba, ¡al punto de comenzar mi camino de comer por emociones y de haber engordado 10 kilos en 2 semanas!

Nunca escuché hablar de comer por emociones en aquel entonces, no creo ni siquiera que mis padres hayan asociado mi peso con eso, porque al regresar a Venezuela me llevaron a un médico que, luego de unos exámenes de sangre, determinó que tenía hiperinsulinismo y me receto unas pastillas que tome durante más de 10 años.

El año escolar no había terminado y yo estaba en mi último año de secundaria, así que hicimos un viaje a la playa, donde yo creo que por primera vez me sentí inapropiada en un vestido de baño. Por supuesto mis amigas y yo nos habíamos preparado con mucha ilusión para este viaje, sin embargo, luego de mis kilos extras no había vuelta atrás, nada me quedaba de la misma manera, mucho menos el vestido que había previsto usar para el baile de fin de año. Fue realmente triste tener que ir a buscar otro vestido que “escondiera” esos kilos y recuerdo haberle prestado mi vestido a una amiga que aún no había comprado el suyo. Dicho de esta manera parecen banalidades, pero si me voy a ese momento de mi vida, fueron muchos acontecimientos en corto tiempo que cambiaron en mí muchas percepciones y desestabilizaron mi “seguridad”.

Una vez llegados a USA, nos instalamos en un pequeño pueblo y continué con más y más responsabilidades de la casa dadas las circunstancias como el hecho que mi madre no manejaba y era yo quien debía conducirnos para todos lugares necesarios (mercado, escuelas, diligencias, iglesia, hospitales, etc.) Solo yo hablaba un poco de inglés entonces era el apoyo de todos en casa (inscripciones en las escuelas, papeleos, tareas de mis hermanos, etc.) y todo esto fue haciendo que cada vez me refugiara más en comer por emociones y continuara mi subida de peso, aun con las pastillas e instrucciones que me había dado el médico. Ojo, no culpo a nadie de nada, fueron circunstancias que tuvieron ese efecto. Más allá de cualquier cosa, agradezco los hermosos aprendizajes que tuve en esa época y que me permitieron crecer como persona y fortalecer los lazos con mi familia.

Pronto ese diciembre tuve que comprar más ropa y recuerdo claramente ese cumpleaños como uno en el que más he escondido mi cuerpo. Mi madre al ver que cada vez me sentía más triste, insistió en que comprara algo especial de ropa para estrenar ese día. Decidí comprar un suéter beige inmenso que parecía como una oveja, con cuello tortuga, y una falda a media pierna. En ese momento hacía un poco de frío en aquel lugar y yo pensé que iba a ser perfecto como outfit. Finalmente, el día de mi cumpleaños corría una brisa leve y había un sol radiante, yo sude mi vida con ese suéter, pero nunca me lo quite porque no quería que se vieran todas mis curvas debajo de él.

Yo no sabía mucho de nutrición y mi madre tampoco, no había todos estos recursos que existen hoy en día en internet y digamos que mi red de conocidos era reducida en ese nuevo país. Entonces, llegado el mes de enero comencé a caminar. Salía y recorría kilómetros sin rumbo, una vez que me cansaba, llamaba a mi madre diciéndole dónde me encontraba y ella venía a buscarme. Comencé a reducir las cantidades de comida y a perder peso, pero sin detenerme a analizar lo que me hacía bien de lo que no, mi objetivo era simplemente bajar de peso. Recuerdo haber comido cosas que sabían terrible pero que me funcionaban.

Con el tiempo, conocí una amiga que se fijaba mucho en su peso y recuerdo ir con ella casi a diario al supermercado a pesarnos (no tenía báscula en casa y debíamos pesarnos con la misma báscula regularmente si queríamos realmente comparar nuestro progreso). Establecimos cada una un “peso ideal” donde nos parecía que según nosotras debíamos estar, ¡y desde entonces inconscientemente he corrido detrás de ese número en la báscula por varias décadas! Ni siquiera en aquella época podía mantenerme en él por más de un par de semanas, pero mis pensamientos de ese momento eran: “¿no es esa la idea cuando se está en búsqueda del peso ideal? Siempre estar esforzándote para llegar a ese número en la báscula y quejarte todo el tiempo de tu cuerpo porque estar conforme con tu físico no es una opción viable”, sobre todo cuando estás en un círculo de gente que constantemente se queja y se burla de su propio cuerpo.

Hoy, gracias al camino que he recorrido desde hace algunos años y el cuestionamiento que uds me han ayudado a hacerme, puedo reconocer ese momento, mirarlo con compasión y saber que ya no es mi realidad. Que estoy a cargo de mi y que es mi decisión la interpretación que le doy al número en la báscula, a mi físico y a mi manera de pensar de ahora en adelante. Que la mirada de amor que me puedo dar a mí misma no tiene precio y que es esencial en lo que decida a partir de ese espacio.

Muchas gracias chicas por ser parte de este camino (desde hace más de un año con los podcast aunque no lo supieran), por acompañarme en esta etapa de mi vida y por ser parte activa de mis cuestionamientos.

Hoy decido que estoy en mi peso ideal, no necesariamente por la báscula, sino por el sentimiento que me genera estar desinflamada, tener más energía, querer hacer ejercicio (cosa que era imposible de creer hace algún tiempo), hablarme con amor y transmitir esa visión de bienestar general a mi familia. No digo que soy perfecta ni pretendo serlo, creo que estoy en un camino de mejora continua donde varios aspectos de mi vida se ven beneficiados y éste es apenas el comienzo de una nueva visión para el resto de mi viaje.

Pareciera por la gráfica de peso que solo me inscribí al programa por estos últimos dos kilos, por el contrario, han sido kilos de sobrepeso mental que me han ayudado a quitarme 😊 Gracias a ambas. No crean que acá terminó, muy por el contrario, apenas empiezo con uds el camino, así que seguiré estando en cada llamada que pueda, escuchando cada podcast y siguiendo cada módulo. Uds lo saben y para mí es importante decírmelo: Estoy en la etapa de work in progress. ¡MIL GRACIAS!

Hasta aquí el texto de mi clienta a quien le agradezco profundamente por su generosidad al compartir con nosotras tan bonita historia tan llena de aprendizajes y fuente de inspiración.

Y a ti que me sigues y me escuchas, a ti que algo o mucho de esta historia te ha resonado, te ha tocado fibras, quiero decirte que tu también puedes aprender y transformar tu historia. Este es el resultado de recorrer un hermoso camino que le quiero reconocer a mi clienta, basado no solo en identificar su historia porque esto es algo relativamente simple.

De hecho, hoy podemos ver como en las redes sociales se promueve mucho el tema de identificar los traumas o heridas del pasado y eso es algo que no siempre es fácil pero se logra. Lo trascendente me parece a mí es el realmente observar, aprender y disponerme a transformar y a crear esa versión libre, empoderada, gozosa, atractiva, saludable…esa versión que nos sentimos a crear.

Esto no es un camino fácil pero si es un camino hermoso, de transformación muy bonito, no perfecto, pero si lleno de aprendizajes y de crecimiento, a mi me gusta llamarlo espectacular.

He sido testigo que el camino de mi clienta espectacular ha consistido en pausar, aprender, escuchar, procesar emociones, descodificar, escucharse, conocerse, expresarse, tomar acción y maravillarse de lo que es capaz de transformar y lograr.

Si tu quieres, no solo conocer y reconocer tu historia, tus detonante, tus verdaderos obstáculos, aprender de todo ello y crear la versión de ti que te sientes llamada a crear, yo te acompaño. Inscríbete en la lista de espera en el siguiente enlace: https://www.monicasosa.com/listadeespera

Mantente muy al pendiente del webinar que estaré compartiendo

Y de la invitación al nuevo espacio que estoy creando para acompañarte a crear tu mejor versión.

Te abrazo a la distancia

Con cariño

Tu coach Mónica Sosa

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Si te preguntas a qué historia me refiero. Hablo de la historia que has tenido con respecto al logro del peso ideal.

Si tu respuesta es “si, he aprendido, sigo aprendiendo y estoy totalmente a cargo de crear mi más bonita historia”. Muchas Felicidades! Te celebro, y por supuesto te animo a que sigas totalmente a cargo y disfrutes tu camino creando tu mas bonita historia.

Y si todo esto te tiene hasta un poco confundida: quédate conmigo! Vámonos por partes.

Si ante la pregunta: ¿has aprendido de tu historia? Lo primero que has pensado es algo como: “es que mi historia es muy simple”, “siempre me identifiqué como la gordita, me encanta la comida, me la he vivido a dieta y ya me cansé”. O si lo que has pensado es, “uy es que mi rollo con el tema del peso empezó cuando cumplí 40”, …”cuando nacieron mis hijos”, “lo mío es que nunca es sido disciplinada”, “nunca he sido constante con el ejercicio”

Lo que sea que se ha venido a la mente es tu historia, justo eso que pensaste, es tu historia.

Y si nunca lo habías considerado, quiero decirte que conocer tu historia, clarificártela, observarla y disponerte a aprender de ella, es sin duda parte de la mas poderosa estrategia para lograr el peso ideal sobretodo si lo que estas buscando son resultados definitivos.

En este episodio no vas a aprender como lograr el máximo aprendizaje de tu historia, pero si vas a escuchar la historia de alguien que si que lo ha hecho.

Te voy a leer un correo que una clienta mía a quien admiro y quiero mucho me compartió. Y que refleja el resultado logrado a partir de aprender de su historia. No daré el nombre, mas si leeré la carta completa tal como me lo autorizado.

A continuación su texto:

Poniéndome a recordar e indagando en la importancia y la decisión de ese número específico detrás del cual corro desde hace años, me he ido unos cuantos años atrás en mi adolescencia.

Cuando tenía 16 años, mi familia decidió salir de Venezuela y mudarse por un tiempo a USA. En aquel momento mis padres estaban ya divorciados, pero continuaban a tener una buena relación como creadores y responsables de esta familia, mi madre viajaría con nosotros y mi padre proveería desde Venezuela el dinero necesario con el que viviríamos y estaríamos en el nuevo país (en aquella época esto era posible).

En el mes de junio, viajé con mi padre para comenzar a preparar nuestra mudanza a USA, fuimos a hacer las compras de base, buscar vivienda, carro, etc. En realidad, sin querer, tuve una responsabilidad que posiblemente no me correspondía con un rol que alguien debía cumplir pues mi padre no hablaba inglés y estaban separados. Yo me sentía muy contenta de poder escoger hasta el color de las sábanas que íbamos a tener, pero sin saberlo, esa responsabilidad me abrumaba, ¡al punto de comenzar mi camino de comer por emociones y de haber engordado 10 kilos en 2 semanas!

Nunca escuché hablar de comer por emociones en aquel entonces, no creo ni siquiera que mis padres hayan asociado mi peso con eso, porque al regresar a Venezuela me llevaron a un médico que, luego de unos exámenes de sangre, determinó que tenía hiperinsulinismo y me receto unas pastillas que tome durante más de 10 años.

El año escolar no había terminado y yo estaba en mi último año de secundaria, así que hicimos un viaje a la playa, donde yo creo que por primera vez me sentí inapropiada en un vestido de baño. Por supuesto mis amigas y yo nos habíamos preparado con mucha ilusión para este viaje, sin embargo, luego de mis kilos extras no había vuelta atrás, nada me quedaba de la misma manera, mucho menos el vestido que había previsto usar para el baile de fin de año. Fue realmente triste tener que ir a buscar otro vestido que “escondiera” esos kilos y recuerdo haberle prestado mi vestido a una amiga que aún no había comprado el suyo. Dicho de esta manera parecen banalidades, pero si me voy a ese momento de mi vida, fueron muchos acontecimientos en corto tiempo que cambiaron en mí muchas percepciones y desestabilizaron mi “seguridad”.

Una vez llegados a USA, nos instalamos en un pequeño pueblo y continué con más y más responsabilidades de la casa dadas las circunstancias como el hecho que mi madre no manejaba y era yo quien debía conducirnos para todos lugares necesarios (mercado, escuelas, diligencias, iglesia, hospitales, etc.) Solo yo hablaba un poco de inglés entonces era el apoyo de todos en casa (inscripciones en las escuelas, papeleos, tareas de mis hermanos, etc.) y todo esto fue haciendo que cada vez me refugiara más en comer por emociones y continuara mi subida de peso, aun con las pastillas e instrucciones que me había dado el médico. Ojo, no culpo a nadie de nada, fueron circunstancias que tuvieron ese efecto. Más allá de cualquier cosa, agradezco los hermosos aprendizajes que tuve en esa época y que me permitieron crecer como persona y fortalecer los lazos con mi familia.

Pronto ese diciembre tuve que comprar más ropa y recuerdo claramente ese cumpleaños como uno en el que más he escondido mi cuerpo. Mi madre al ver que cada vez me sentía más triste, insistió en que comprara algo especial de ropa para estrenar ese día. Decidí comprar un suéter beige inmenso que parecía como una oveja, con cuello tortuga, y una falda a media pierna. En ese momento hacía un poco de frío en aquel lugar y yo pensé que iba a ser perfecto como outfit. Finalmente, el día de mi cumpleaños corría una brisa leve y había un sol radiante, yo sude mi vida con ese suéter, pero nunca me lo quite porque no quería que se vieran todas mis curvas debajo de él.

Yo no sabía mucho de nutrición y mi madre tampoco, no había todos estos recursos que existen hoy en día en internet y digamos que mi red de conocidos era reducida en ese nuevo país. Entonces, llegado el mes de enero comencé a caminar. Salía y recorría kilómetros sin rumbo, una vez que me cansaba, llamaba a mi madre diciéndole dónde me encontraba y ella venía a buscarme. Comencé a reducir las cantidades de comida y a perder peso, pero sin detenerme a analizar lo que me hacía bien de lo que no, mi objetivo era simplemente bajar de peso. Recuerdo haber comido cosas que sabían terrible pero que me funcionaban.

Con el tiempo, conocí una amiga que se fijaba mucho en su peso y recuerdo ir con ella casi a diario al supermercado a pesarnos (no tenía báscula en casa y debíamos pesarnos con la misma báscula regularmente si queríamos realmente comparar nuestro progreso). Establecimos cada una un “peso ideal” donde nos parecía que según nosotras debíamos estar, ¡y desde entonces inconscientemente he corrido detrás de ese número en la báscula por varias décadas! Ni siquiera en aquella época podía mantenerme en él por más de un par de semanas, pero mis pensamientos de ese momento eran: “¿no es esa la idea cuando se está en búsqueda del peso ideal? Siempre estar esforzándote para llegar a ese número en la báscula y quejarte todo el tiempo de tu cuerpo porque estar conforme con tu físico no es una opción viable”, sobre todo cuando estás en un círculo de gente que constantemente se queja y se burla de su propio cuerpo.

Hoy, gracias al camino que he recorrido desde hace algunos años y el cuestionamiento que uds me han ayudado a hacerme, puedo reconocer ese momento, mirarlo con compasión y saber que ya no es mi realidad. Que estoy a cargo de mi y que es mi decisión la interpretación que le doy al número en la báscula, a mi físico y a mi manera de pensar de ahora en adelante. Que la mirada de amor que me puedo dar a mí misma no tiene precio y que es esencial en lo que decida a partir de ese espacio.

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Hoy decido que estoy en mi peso ideal, no necesariamente por la báscula, sino por el sentimiento que me genera estar desinflamada, tener más energía, querer hacer ejercicio (cosa que era imposible de creer hace algún tiempo), hablarme con amor y transmitir esa visión de bienestar general a mi familia. No digo que soy perfecta ni pretendo serlo, creo que estoy en un camino de mejora continua donde varios aspectos de mi vida se ven beneficiados y éste es apenas el comienzo de una nueva visión para el resto de mi viaje.

Pareciera por la gráfica de peso que solo me inscribí al programa por estos últimos dos kilos, por el contrario, han sido kilos de sobrepeso mental que me han ayudado a quitarme 😊 Gracias a ambas. No crean que acá terminó, muy por el contrario, apenas empiezo con uds el camino, así que seguiré estando en cada llamada que pueda, escuchando cada podcast y siguiendo cada módulo. Uds lo saben y para mí es importante decírmelo: Estoy en la etapa de work in progress. ¡MIL GRACIAS!

Hasta aquí el texto de mi clienta a quien le agradezco profundamente por su generosidad al compartir con nosotras tan bonita historia tan llena de aprendizajes y fuente de inspiración.

Y a ti que me sigues y me escuchas, a ti que algo o mucho de esta historia te ha resonado, te ha tocado fibras, quiero decirte que tu también puedes aprender y transformar tu historia. Este es el resultado de recorrer un hermoso camino que le quiero reconocer a mi clienta, basado no solo en identificar su historia porque esto es algo relativamente simple.

De hecho, hoy podemos ver como en las redes sociales se promueve mucho el tema de identificar los traumas o heridas del pasado y eso es algo que no siempre es fácil pero se logra. Lo trascendente me parece a mí es el realmente observar, aprender y disponerme a transformar y a crear esa versión libre, empoderada, gozosa, atractiva, saludable…esa versión que nos sentimos a crear.

Esto no es un camino fácil pero si es un camino hermoso, de transformación muy bonito, no perfecto, pero si lleno de aprendizajes y de crecimiento, a mi me gusta llamarlo espectacular.

He sido testigo que el camino de mi clienta espectacular ha consistido en pausar, aprender, escuchar, procesar emociones, descodificar, escucharse, conocerse, expresarse, tomar acción y maravillarse de lo que es capaz de transformar y lograr.

Si tu quieres, no solo conocer y reconocer tu historia, tus detonante, tus verdaderos obstáculos, aprender de todo ello y crear la versión de ti que te sientes llamada a crear, yo te acompaño. Inscríbete en la lista de espera en el siguiente enlace: https://www.monicasosa.com/listadeespera

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